Con la llegada del buen tiempo se intensifica la percepción del ruido
urbano. No ha hecho nada más que subir el termómetro por aquí para que
se encienda la alarma de los decibelios y se oigan las primeras quejas.
Un grupo de vecinos han decidido crear la "Asociación de Afectados por
el Ruido d'Elx", una plataforma que dará volumen a sus protestas para
que se escuche la reclamación de su lógico derecho al descanso ante las
diversas administraciones. El problema no es nuevo. La crítica suele
llegar casi siempre de ciudadanos que viven en zonas en las que aseguran
que les molestan desde el tráfico a las actividades lúdicas u otras
acciones urbanas. Y digo que la denuncia no es reciente pues hace ya 57
años que en las páginas de este diario aparecía una crónica en la que se
abogaba por una campaña contra el ruido en aquél Elche del año 1955. El
cronista, tras exponer ejemplos acústico que se consideraban
estridentes, terminaba lanzando esta pregunta: "¿Y si toda población
moderna se preocupa por regularizar el silencio a qué se espera en
nuestro Elche?". El interrogante sigue en vigor más de medio siglo
después. Hay que recordar que alguna auditoria municipal registró, años
atrás, zonas del casco urbano en las que se superaban los 72 decibelios,
una cifra muy superior a los 65 que están considerados como saludables
por la Organización Mundial de la Salud. Algo habrá que hacer para bajar
el diapasón antes de que, desde Europa, nos obliguen a realizar los
deberes, como ya está ocurriendo en otros duros y dolorosos frentes. Hay
que recordar que una directiva del Parlamento Europeo insta a las
autoridades competentes a poner en marcha mapas estratégicos para
controlar el ruido. Y España aparece como el país en el que más ruidos
se registran a partir de las seis de la tarde. Pues eso.
JUSTO MUÑOZ.
Artículo de opinión publicado en el diario Información el 21-5-2012.
JUSTO MUÑOZ.
Artículo de opinión publicado en el diario Información el 21-5-2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario